Su popular nombre, provenía de dichos azulejos, tan siniestros como desconcertantes, pero que tenían una función importante; advertían de lo que en su interior se hallaba, un antiguo hospital donde abundaba la època de contagio de enfermedades y epidemias. Por o tanto, todo aquel que pasaba por delante de la puerta se santiguaba dos veces, en el de la izquierda, y en el de la derecha, aunque la mayoría evitaba pasar por miedo a tentar a la mala suerte. Los azulejos fueron desmontados y colocados en el primer piso mirándose uno enfrente del otro.
Onubenses, cuando paséis por la calle Palos, no olvidéis santiguarse...
No hay comentarios:
Publicar un comentario